5 años índice de impacto (2019 y 2023): 0,9
Fuente: 2024 JCR Social Science
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GEOGLIFO 1, NUESTRO PADRE

Viviana Briones Valentin

Pensábamos que nuestro papá sería eterno. Siempre vital, curioso, creador, inagotable, gozador y hacedor de vida. No estábamos preparados para despedirlo, no estábamos preparados para vivir su muerte.
No es fácil escribir sobre su vida y relatar como nos marcó en tantos aspectos de nuestras vidas. Crecimos viendo a nuestro padre recorrer el desierto a ojos cerrados y dialogando con geoglifos y petroglifos a través de lenguajes rigurosos pero a la vez intuitivos y sensibles. Nuestra niñez y adolescencia transcurrieron viéndolo salir a terreno por días o semanas. Entre las ausencias más largas fue su estadía en el Cusco. Meses en donde nuestra comunicación era a través de un radioaficionado. Cada vez que hablábamos con él eran momentos muy emocionantes y esperados. Hace poco Esteban, mi hermano, me contaría que estos episodios no los olvidaría nunca, que habían quedado grabados en su memoria. No nos era extraño, con el pasar de los años, verlo partir a congresos, viajes al extranjero, terrenos a veces más largos de lo pensado. Esa libertad con la que se movía por la vida, haciendo lo que le apasionaba y viviendo a su ritmo cada día como si fuera el último, nos fue acostumbrando a nunca verlo abatido y a fluir liviano por la vida. Como no nombrar a mi madre quién entendió el alma y vocación de mi padre y asumió muchísimas veces la tarea de que el “nido” siguiera funcionando.

Etiquetas: Homenaje

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